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Los principales
protagonistas en la lucha contra la pobreza son los propios pobres, hombres y
mujeres que cotidianamente enfrentan la insensibilidad del resto de la
sociedad. Son ellos mismos los que tienen que poner voluntad y deseo para
superar la pobreza.
En Talara desde hace
buen tiempo se conformó La Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza
que busca abrir canales democráticos mediante la concertación, la cual supone
la unión de voluntades y la orientación de los medios necesarios para
materializar cambios reales y sensibles en esta lucha contra la pobreza; sin
embargo, a nuestro criterio, hasta el momento no se está haciendo nada o no se
ha hecho nada para superarla y no queremos pensar que a sus integrantes los
anima solo propósitos e intenciones secundarias. No se puede conformar una Mesa
de Concertación para la Lucha contra la Pobreza para simplemente impresionar a
la comunidad de que verdaderamente nos interesa luchar contra ella. ¿Cuáles son
los logros que se han conseguido hasta el momento? ¿Qué acciones se han tomado
frente a esta cruda realidad que nos abofetea? La respuesta es obvia: Nada.
Factores como la falta
de oportunidades de trabajo, ingresos familiares bajos que no permiten acceder
con regularidad a bienes y servicios básicos, malas condiciones básicas de vida
que exponen a las personas a la desnutrición, a diversas discapacidades, a la
inseguridad afectiva, perturbando su autoestima y desarrollo personal son
algunos factores que se dan en este sombrío panorama de la pobreza.
Somos un país de enormes
riquezas naturales, pero nuestro pueblo padece de una pobreza muy grande.
Prácticamente la mayoría de los políticos y de los analistas coinciden en que
la reducción de la pobreza es un imperativo imprescindible para que podamos
construir una nación viable y acorde con los valores humanos elementales.
También los organismos internacionales y los gobiernos usan este argumento como
telón de fondo de sus propuestas de desarrollo. ¿Por qué es que habiendo tanta
unanimidad en los objetivos hay tan poca efectividad en los logros? Quizá
porque saben que ese es el único discurso políticamente correcto pero no están
dispuestos a arriesgar proponiendo reformas o acciones sustanciales.
La población escucha a
diario los discursos sobre la bonanza de la economía nacional e inmediatamente
se pregunta ¿por qué una parte de ella no llega a su bolsillo? ¿Por qué es que
no se da ese “chorreo” del que tanto hablan los analistas?
Lamentablemente somos un
país al que supuestamente le está yendo bien pero que sigue siendo pobre, con
un amplio sector de la población en desamparo y con pocas oportunidades. No hay
políticas serias de distribución del ingreso, como lo exige la mayoría de
peruanos y como lo expresan las protestas sociales que observamos a diario.
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